CÓMO ACTUAR EN CASO DE FATIGA EN LA CONDUCCIÓN
La fatiga al volante: un riesgo subestimado en las carreteras
La fatiga al volante es uno de los principales enemigos de la seguridad vial, junto con las distracciones. Aunque a menudo subestimado, el cansancio es responsable de una proporción significativa de los accidentes de tráfico, con estimaciones que sugieren que entre un 20% y 30% de los siniestros están relacionados con la fatiga.
Conducir sin descanso o en un estado de agotamiento puede tener consecuencias graves. Las recomendaciones para evitar la fatiga no son arbitrarias: es esencial no ponerse al volante si se siente cansado y hacer paradas cada dos horas o 200 kilómetros en trayectos largos. Estas pausas no solo permiten descansar, sino que también ayudan a mantener la atención y la capacidad de reacción.
Varios factores pueden agravar la fatiga durante la conducción. Viajar con hambre, sueño, después de haber consumido alcohol o una comida copiosa, o bajo los efectos de una enfermedad o ciertos medicamentos, incrementa el riesgo de cansancio. Además, condiciones como una mala ventilación del vehículo, una temperatura elevada en su interior, el mal estado del coche (como amortiguadores deteriorados) o un diseño poco ergonómico también pueden aumentar la fatiga del conductor. A esto se suman las malas condiciones climáticas o de la carretera, que exigen un mayor esfuerzo de concentración y pueden acelerar la aparición del cansancio.
Sin embargo, el cansancio y las distracciones no son los únicos peligros. Incluso al detenerse para descansar, es crucial mantener la atención. Es fundamental que los pasajeros salgan del vehículo por el lado más seguro, preferiblemente por el lado de la acera, y asegurarse de que las puertas no se abran hasta que el coche esté completamente detenido. Los niños, en particular, requieren una atención especial para entrar y salir del vehículo de manera segura.
Efectos de la fatiga en la conducción
Los efectos del cansancio pueden ser insidiosos y peligrosos. Entre los síntomas más comunes se encuentran la visión borrosa, parpadeos más frecuentes y prolongados, e incluso ilusiones ópticas en casos de fatiga extrema. La disminución de la sensibilidad auditiva, dolores de cabeza, migrañas, y malestares físicos como hormigueo, calambres y dolores musculares también son comunes.
Siete consejos de la DGT para evitar la fatiga al volante
- Duerma bien: Antes de emprender un viaje, asegúrese de haber dormido al menos 7 horas y evite conducir después de una jornada laboral intensa.
- Mantenga una temperatura agradable: Procure que la temperatura en el interior del vehículo se mantenga en torno a los 24ºC y ventile el coche de vez en cuando para evitar la sequedad.
- Reconozca los síntomas: Estar al tanto de los signos de fatiga, como el malestar físico, parpadeo constante, calambres y errores en la conducción, es clave para prevenir accidentes.
- Realice paradas regulares: Deténgase cada 2 horas o 200 kilómetros para estirar las piernas y despejarse.
- Hidratación: Manténgase bien hidratado durante el viaje. La deshidratación puede reducir la atención, causar dolores de cabeza y aumentar la fatiga muscular.
- Tome bebidas refrescantes: Aproveche las paradas para tomar una bebida refrescante, que le ayudará a mantenerse alerta y mejorar sus niveles de atención.
- Evite el alcohol y consulte su medicación: Nunca consuma alcohol si va a conducir y consulte con su médico si está tomando medicamentos que puedan afectar su capacidad para conducir.
La prevención de la fatiga es esencial para la seguridad en la carretera. Mantenerse alerta, hacer pausas regulares y estar consciente de los síntomas del cansancio puede marcar la diferencia entre un viaje seguro y un accidente.