SEMANA EUROPEA DE LA MOVILIDAD 2025
Europa avanza hacia una movilidad diseñada para todos: accesible, segura y adaptada
Desde las políticas comunitarias hasta los proyectos urbanos locales, la movilidad comienza a incorporar criterios de género, diversidad y equidad para garantizar el derecho universal a desplazarse sin barreras. Así, bajo el lema “Movilidad para todos”, la Semana Europea de la Movilidad 2025 se ha centrado en visibilizar que el derecho a desplazarse en condiciones de igualdad aún no está garantizado para muchas personas.
La movilidad no es neutra. Esta afirmación, respaldada por estudios, experiencias ciudadanas y organizaciones internacionales, está impulsando una transformación profunda del transporte en Europa. Con el lema “Movilidad para todos”, la Semana Europea de la Movilidad 2025 se ha centrado en visibilizar que el derecho a desplazarse en condiciones de igualdad aún no está garantizado para muchas personas.
La Comisión Europea, a través de su Dirección General de Movilidad y Transporte (DG Move), ha reforzado este mensaje publicando el Libro Blanco para la Inclusión de la Igualdad, una guía que pretende integrar de forma transversal la equidad de género y social en el diseño, planificación y evaluación de las políticas de transporte. Este documento, elaborado por el PPMI (Public Policy and Management Institute) y la consultora Ramboll, ha sido clave para que instituciones y gobiernos locales se replanteen cómo y para quiénes se está diseñando la movilidad.
Según el documento, la mayoría de los sistemas actuales se han construido pensando en el modelo productivista masculino, es decir, en desplazamientos vinculados al trabajo, largos y lineales. Pero la movilidad real, especialmente la femenina, incluye trayectos más cortos, encadenados, realizados a pie o en transporte público, y con fines múltiples: acompañar, cuidar, hacer gestiones o acceder a servicios.
Estos usos no solo son menos visibles en las estadísticas tradicionales, sino que también están menos representados en las decisiones de planificación, lo que deja fuera del sistema a una gran parte de la población: mujeres, personas con discapacidad, mayores, jóvenes, migrantes, colectivos LGBTIQ+, madres solas o personas con menos recursos.
Diversos informes, como los del Instituto Europeo de Igualdad de Género (EIGE) o el programa europeo CIVITAS, han revelado que las mujeres tienden a utilizar más el transporte público, caminar con mayor frecuencia y combinar más modos de desplazamiento que los hombres. Además, sufren una mayor exposición al acoso callejero y la inseguridad en entornos de tránsito, lo que limita su libertad de movimiento, especialmente en horarios nocturnos o zonas mal iluminadas.
Frente a esta realidad, están surgiendo propuestas transformadoras. El proyecto “Movilidad cotidiana con perspectiva de género”, impulsado en España por The Urban, Factoría de Ciclos y el Col·lectiu Punt 6, con financiación de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID), ha elaborado una guía internacional que identifica las claves para una movilidad más equitativa y sostenible.
Entre las soluciones propuestas destacan los itinerarios escolares seguros, el transporte a demanda en zonas rurales, la señalización clara, la iluminación adecuada, la existencia de bancos o aseos públicos y la adaptación del mobiliario urbano a los diferentes cuerpos y necesidades. El objetivo es diseñar espacios de movilidad seguros, visibles, confortables y funcionales para todas las personas.
La desigualdad también se extiende al ámbito profesional del transporte. Según datos del Observatorio del Transporte y la Logística (OTLE), solo el 21 % del empleo en el sector corresponde a mujeres, mayoritariamente en puestos administrativos o de atención al cliente. En España, de más de seis millones de conductores con permisos tipo C o D, apenas 281.931 son mujeres. La presencia femenina es escasa también en los ámbitos de diseño, gestión y toma de decisiones estratégicas.
La movilidad ciclista, clave en la transición ecológica urbana, tampoco está exenta de desigualdad. Un 49 % de las mujeres no usuarias de bicicleta cita como principal motivo el miedo al acoso o a la inseguridad. Las cifras aumentan entre mujeres migrantes (58 %) o LGBTI (62 %). La solución pasa por infraestructuras específicas y segregadas, como carriles bici protegidos o calles 30. En ciudades como Valencia, estas medidas han multiplicado por cinco el uso femenino de la bicicleta en algunas zonas.
La movilidad es un derecho y también un factor que condiciona el acceso a otros derechos: el empleo, la educación, la sanidad, el ocio o la participación social. Por eso, el rediseño del transporte desde una perspectiva de género y diversidad no es solo una cuestión de justicia social, sino también de eficiencia y sostenibilidad.
Como conclusión, desde el ámbito europeo hasta el local, el nuevo enfoque se resume en una premisa clara: si la movilidad no funciona para todas las personas, entonces no funciona realmente.