CAMBIO DE HÁBITOS
Decálogo para un detox digital en época de teletrabajo
Estamos en la quinta semana de confinamiento por la pandemia de coronavirus. Mientras perfeccionamos la estrategia de trabajar en remoto, es fundamental que aprendamos a desconectar
Quinta semana de encierro domiciliario obligado por la expansión del COVID-19. Estamos aprendiendo a teletrabajar con seguridad y ha llegado el momento de comenzar a saber desconectar. Realizar un détox digital-laboral en nuestras casas es una buena estrategia para el resto de confinamiento que nos queda. El sindicato UGT estima que son diez millones los españoles que estarían trabajando en sus casas en este contexto de emergencia sanitaria y recuerda que el teletrabajo es un modo de organizar el trabajo, no de pasar todo el día conectado.
Esta desconexión en tiempos de confinamiento no solo favorece al empleado, también a la empresa. Para empezar, saber parar, apagar el ordenador, estar descansado y poco estresado incrementa la productividad y, al mismo tiempo, transmite la imagen de que la compañía se preocupa por la salud del trabajador, que podrá conciliar con la familia y amigos y reducir la tensión.
Mientras las empresas se transformaban digitalmente, ha llegado de sopetón el coronavirus y nos pillado sin entrenamiento para teletrabajar y desconectar. Las reglas básicas del teletrabajo ya las conocemos: ordena tu día tanto para empezar como para relacionarte con los compañeros de trabajo y para acabar la jornada; planifica las tareas y busca momentos de descanso; y crea un entorno seguro en tu nuevo puesto de trabajo para que tu ordenador no se convierta en pasto de ciberestafadores.
Este es el momento de conocer cómo desconectar. Tal y como recoge la Ley Orgánica de Protección de Datos de Carácter Personal y Garantía de los Derechos Digitales (2018), los trabajadores y los empleados públicos “tendrán derecho a la desconexión digital a fin de garantizar, fuera del tiempo de trabajo legal o convenientemente establecido, el respeto de su tiempo de descanso, permiso y vacaciones, así como de su intimidad personal y familiar”. Y esto también es aplicable al confinamiento aunque lleguen emails a deshoras.
Aquí van algunas recomendaciones básicas para saber parar:
Elige bien los tiempos. La jornada es más flexible pero es bueno mantener horas fijas para comenzar y finalizar la jornada. Es importante que no olvides el aseo personal, los estiramientos y un buen desayuno. No intentes resolver cosas antes de hora.
Los espacios cuentan. Igual que organizas tu zona de teletrabajo, cambia de entorno dentro de la casa para hacer una videollamada a la familia y amigos o para ver una serie.
Las tareas tienen un principio… y un final. Márcate los objetivos para el día y no quieras hacerlos todos del tirón. Pequeños descansos para estirar las piernas o beber una infusión ayudan. En esos intervalos apaga notificaciones y alertas. Cuando vuelvas, allí estarán.
Cambia de dispositivo. Si en los momentos de descanso, además de relajarte, necesitas consultar algo personal o entretenerte con un dispositivo, no recurras al mismo aparato en el que teletrabajas. Cámbiate al teléfono móvil.
La casa no se hace sola. Las tareas del hogar son también trabajo pero suponen un parón en el teletrabajo. Además, necesitas disfrutar con los tuyos. Bajar a la compra una vez a la semana sirve para desconectar.
Tu equipo está fuera… y dentro. Cuida de tus amigos y compañeros de trabajo. Un mensaje siempre sienta bien. Establece momentos de encuentro con las personas que convives para charlar, divertirte (y organizar las tareas domésticas).
No te agobies. Si en la oficina hay interrupciones inesperadas, teletrabajando también. Piensa y resuelve.
Establece una hora de finalización. Cuando acaba tu telejornada, apaga el ordenador. Evitarás tener que ver correos electrónicos a deshoras. Desactiva alerta y notificaciones.
Evita trabajar a deshoras. Tienes muchas otras tentaciones en las que caer. Respetar tus horarios es respetarte a ti y a los que están confinados contigo. Déjate un rato para ti mismo.
Apaga el móvil. Si era difícil sin confinamiento, imagínate ahora. Lo deseable es que dos horas antes de dormir, tu teléfono esté ya apagado. Tu mente lo agradecerá.