POR EL TRÁFICO ILEGAL
El 38% de los loros tropicales está en peligro de extinción en América
La presencia de loros tropicales en América está en pleno declive debido al impacto de la actividad humana. Entre las causas principales que amenazan a estas especies destacan la captura para el comercio local e internacional y la pérdida del hábitat natural, según una investigación, publicada en la revista Biological Conservation, que ha buscado determinar las principales amenazas que afectan a 192 poblaciones de 96 especies de loros tropicales que viven en 21 países.
Una de las principales amenazas en la conservación de los loros silvestres es la captura ilegal para el tráfico de mascotas: Entre 1980 y 1990, millones de ejemplares fueron capturados en el Neotrópico e importados a Estados Unidos, Europa y Asia. Creen que este suceso provocó la extinción local de muchas especies como la del guacamayo Spix.
El tráfico ilegal de estas aves es preocupante en algunos países. En Sudamérica, Sudeste Asiático y Oriente Medio no existe ninguna ley que lo regule. En África, el tráfico de loros grises ha causado su extinción en Ghana y otras regiones africanas, y en Brasil, las especies más amenazadas son el guacamayo de Spix y la amazona brasileña.
Muchas especies de loros no están en peligro de extinción gracias a la Ley de Conservación de Aves Silvestres en EEUU, a la prohibición permanente del tráfico de aves silvestres en la Unión Europea y a la promulgación de leyes en este ámbito en México y Nicaragua.
Por otro lado, el hábitat natural de estas especies ha sufrido modificaciones a causa de la actividad agrícola, la tala selectiva y otras actividades; lo que pone en peligro al 38% de los loros tropicales americanos.
Uno de los autores del estudio ha recalcado que es necesario promover acciones como programas sociales y educativos dirigidos a la mejora de los hábitats y las áreas naturales en las que viven estas especies.
La investigación ha sido dirigida por los expertos del equipo de Igor Berkunsky de la Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires (Argentina) y Juan Masello de la Universidad Justus Liebig, (Alemania). Además, en la investigación han colaborado 101 expertos de 76 instituciones y organizaciones no gubernamentales.