SIGUIENTE RETO: Acabar con las botellas de plástico

Kenia cumple un año sin bolsas de plástico

Kenia celebra el primer año sin bolsas de plástico, las cuáles fueron prohibidas por ley en agosto de 2017, uniéndose así a otros países africanos como Ruanda o Marruecos que ya habían implantado esta medida. Aunque las autoridades plantearon multas de entre 16.260 y 32.520 euros y penas de entre uno y dos años de prisión a quienes fabricaran, importaran, vendieron o usaran bolsas de plástico, este aniversario se celebra con la duda de si el Gobierno, realmente, ha sido capaz de acabar completamente con ellas en un país en el que no siempre se cumplen las normas.

Kenia cumple un año sin bolsas de plástico | Agencias

En Nairobi, por ejemplo, se nota el cambio significativamente en las calles y en los supermercardos. Njeri Kabeberi, la directora ejecutiva para África de Greenpeace, ha asegurado que "la situación medioambiental ha mejorado" desde que se implantó la normativa. "Ahora ya no vemos bolsas de plástico colgadas en la vegetación ni volando en los días de viento. Las calles están más limpias", ha añadido.

También ha mejorado la salud de los animales. Entre el 10 y el 15% de los animales sacrificados para consumo humano tenían restos de plástico en sus estómagos, según ONU Medio Ambiente. "La prohibición ha ayudado a reducir la cantidad de plásticos en el entorno y ha reducido el número de animales que ingieren plásticos", ha declarado Kabeberi.

Por otro lado, la Asociación de Productores de Kenia (KAM) protestó contra esta norma porque consideraba que perjudicaría a la economía. En ese momento, existían 176 empresas que fabricaban plástico en Kenia y daban empleo directo al 2,89% de los trabajadores del país e indirecto a más de 60.000.

Se perdieron cientos de trabajos pero se crearon otros nuevos, con la apertura de fábricas para producir bolsas con materiales permitidos. Al principio, las nuevas bolsas se importaron desde Ruanda, unas 78 toneladas de este producto biodegradable que costaron 250.000 dólares. Algunos materiales con los que se crean las nuevas bolsas son el yute, el papel o el sisal.

Aunque la fibra de sisal, por ejemplo, también tiene sus dificultades. Se trata de una planta cultivada en regiones semiáridas de la que Kenia es tercer productor global. Debido a su alta demanda a nivel mundial, ha provocado un aumento de los precios y, por tanto, una preferencia hacia la exportación por parte de los productores kenianos.

En el mercado internacional, se pueden llegar a pagar unos 1.785 dólares por tonelada, mientras que en Kenia se queda en algo menos de 1.000 dólares. Pero el material escasea en el mercado interno y el Gobierno ha tenido que tomar medidas para intentar aumentar la cosecha desde las actuales 25.000 toneladas anuales hasta 30.000.

Ahora, la próxima amenaza para el medioambiente serán las botellas de plástico. "Necesitamos que los consumidores, acostumbrados a una cultura de usar y tirar, cambien su conducta".

Hazte Eco | EFE | Madrid
| 30/08/2018